ENTREVISTA. CARMEN ROSA GRAHAM
Por: Christian Navarro Rojas
Fuente: Diario El Comercio (Lima-Perú)
La saliente rectora de la Universidad del Pacífico habla sobre los retos de la universidad peruana y de la enseñanza de economía y negocios en el Perú.
Conversamos con Carmen Rosa Graham en medio de un viaje a Piura para participar en el directorio de Universia, el portal latinoamericano de universidades. La charla sirvió para abordar los problemas de la universidad peruana, de la formación de empresarios y de su rol en la sociedad. Graham siente que el sistema universitario local “está verde”.
¿Que considere “verde” el sistema de universidades en el Perú se relaciona con el desarrollo tecnológico o con la calidad de la enseñanza?
Es por una ley universitaria compleja, que te fuerza a temas de organización que ya no responden a la agilidad que necesita una universidad en estos tiempos. La Universidad del Pacífico (UP) se creó 47 años atrás, con la ley universitaria antigua. Nos adecuamos a la ley nueva hace cinco años, en el 2004, pero no tenemos fines de lucro. Sin embargo, hay otras universidades que sí lo tienen y poseen ventajas.
¿Cuáles?
Definen su modelo y sistema de organización, y no tienen los activos ni pasivos culturales de universidades más antiguas. Pero lo más peligroso es que la última ley es muy permisiva. El Estado y la comunidad de universidades deben autocontrolarse, de modo que se acredite un mínimo nivel de calidad.
El Estado confía demasiado en el mercado…
Y es peligroso porque estás hablando de educación, un servicio social. Cualquier institución debe tener una instancia de rendición de cuentas. Pero lo más delicado, el tema de calidad académica mínima aceptable, está muy descuidado.
¿Qué desventaja acarrean estas trabas para la formación de empresarios?
Nosotros fuimos formados por un grupo de empresarios hace 47 años que estaba buscando una universidad que dé solución a los temas de gestión empresarial. En el Perú de ese entonces se crearon instituciones importantes, todas a partir de empresarios. Hubo un “boom” de empresarios preocupados por el desarrollo de la academia, e hicieron aportes importantes y alianzas (la UP se asoció con los jesuitas, que implementaron su sistema educativo). Lo que me pregunto es si este no es un momento importante para que los empresarios empiecen a empujar el tema de la educación, no para hacer más de lo mismo, sino para algo diferente. Podríamos estar ante otro “boom”, otro hito que podríamos ver en los próximos 40 años.
Los hombres de negocios han estado en los últimos años en el ojo de la tormenta, con la crisis internacional y el tema medioambiental.
¿Cómo la universidad está contribuyendo a que eso cambie, o está empujando este tipo de cambios?
¿Cómo la universidad está contribuyendo a que eso cambie, o está empujando este tipo de cambios?
En el sistema universitario de EE.UU. todos están haciendo foros de discusión sobre cuál es su grado de responsabilidad en la crisis y cómo corregir las cosas que han quedado sueltas. Yo creo que en el Perú esos problemas no sucedieron porque hay más instancias de prevención y somos un mercado pequeño.
¿Se pudo prevenir esto?
Nadie podía prever estas cosas. Desde 1985, cuando las palabras emprendedurismo y responsabilidad social no se usaban, nosotros ya las comenzábamos a emplear. Y esto estaba inmerso en el currículo. Creo que la UP sí ha estado bien encaminada en los temas de empresa responsable. Uno no puede garantizar que una universidad haga a la persona ética o no, pero el tema está inmerso en la formación. Yo tengo total confianza en que la parte de valores empresariales y responsabilidad social está. Por lo general, se dice que la UP es una universidad de empresarios y, sí, nosotros promovemos mucho la formación de empresas. Un ejemplo es La Viga (distribuidora de Cementos Lima), que se hizo como un proyecto que luego ha tenido un impacto social y económico importante en sectores de la base de la pirámide. Y así hay otros proyectos, como Agrícola Amazonas y Sacha Inchi. Hay ejemplos maravillosos de emprendimiento, negocios inclusivos y responsabilidad social.
¿La sensibilidad social no se contradice con la competitividad del mercado?
No lo creo. Uno puede ser un magnífico empresario y, a la vez, responsable socialmente. Son criterios que se suman. Pero es cierto que es difícil ser responsable y trabajar con la comunidad cuando no se es rentable, y viceversa. Una empresa así crea un círculo virtuoso, una cultura superior.
¿Qué tan difundidos están estos valores en el Perú?
No muchas universidades hacen investigación en temas de responsabilidad social. Me atrevería a decir que no son más de tres.
¿Se ha avanzado lo suficiente?
Nos falta mucho, aunque hemos dado buenos pasos. Un país de pequeños emprendedores, con 30 millones de ellos, no va a salir adelante; pero si se juntan en empresas más grandes, que logran economías de escala, sí. No vamos a avanzar mientras seamos pequeños.
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